jueves, 13 de agosto de 2009

Alma de poeta

De pequeña me acuerdo cuando iba al colegio si llevaba pantalones y llevaba la cremallera desabrochada me gastaban la típica broma ¿TU ERES POETA? siempre picaba y decía que no y me respondían (pues abróchate la bragueta) me cogía un cabreo del carajo y ahora soy yo quien gasta la broma, que mala soy.
He de decir que me encanta mucho la poesía tanto leer como escribir y he de confesar que cuando suspendía lenguaje lo aprobaba recitando poesías delante de 40 compañeros de clase y sin equivocarme y así sacaba mi sobresalientes, siempre era así y es que los verbos se me atragantaban. Hoy no voy a dejar una mía pero dándome una vueltecita por un blog con el que he dado de casualidad, he visto una que me ha encantado y quiero compartirla con todos a ver que os parece. Mi forma de escribir poesía no tiene ni punto de comparación con esta ya me gustaría mucho tener este nivel, soy de poesía muy sencilla y me han comparado con la grandiosa Gloria Fuertes, que mas quisiera el gato lamer el plato como yo digo, pero bueno ya lo comprobareis cuando os deje alguna mía aunque ya tenéis una que se titula, El niño costalero.

Se me pone el alma…
Por Mariano Estrada Vázquez
A Paco Llorca

Se me pone el alma
solitaria y triste,
descreída y vieja,
porque nadie admira,
porque nadie escucha,
porque nadie sueña.

Porque nadie sabe
mantener el fuego
con aquella leña
que nos dio calores
que nos dio esperanzas
que nos dio creencias

Y la vida pasa
como pasa el hombre
que no tiene señas:
sin dejar constancia,
sin hacer ovillo,
sin hacer madeja.

Sin dejar tampoco,
como deja el aire,
como el agua deja,
una marca honda,
una huella firme,
una firma cierta.

Pues si fuimos fuentes
con el agua limpia,
con el agua fresca,
ahora somos pozos
con el agua turbia,
con el agua negra.

Ojalá los hombres,
ojalá las cosas,
ojalá las bestias,
me trajeran sueños
de la Edad de Bronce,
de la Edad de Piedra.

Donde hubiera arraigo,
donde hubiera calma,
donde el tiempo fuera
el reloj callado
de las grandes horas,
de las horas muertas.

Pero nadie sabe
de ese pauso sueño
que nos da paciencia,
porque todo urge,
porque todo empuja,
porque todo aprieta.

Y el aprieto agobia
y el agobio mata
y la muerte entierra
los amores hondos,
los quereres dulces,
las sonrisas tiernas.

Pues las ansias mueren
Y a glorias pasan
y las prisas dejan
a los hombres solos,
entre sueños vanos
y palabras hueras.

Que los pies se cansan
y los cuerpos sufren
y las almas quedan
como el alma mía,
solitaria y triste,
descreída y vieja.

Visto y leído en este blog

2 comentarios:

  1. que sentimiento tiene esta poesía pero para cuando una tulla barby

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  2. ya deje una cordobés, mejor dicho dos, lee a la vejez viruelas y me siento vacía

    saludos

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